El Extremadura fue mejor que el Calamonte. Dominó el centro del campo, derrochó físico y aprovechó las oportunidades ante un Calamonte que se rompió tras la expulsión de Parra, al que el técnico local no sustituyó a pesar de estar amonestado desde el minuto 15. Los de Ricardo García ganaron la batalla táctica a un Calamonte que empezó a jugar tras encajar el primer gol, pero ya era tarde. El segundo tanto refrendó el buen trabajo visitante y el gol de Pity tras la cesión a Luis no fue suficiente.
Arrancó el encuentro con buen ritmo por parte de ambos conjuntos, con unos azulgranas que apretaban más aunque el dominio y la posesión era de los blancos, que dibujaban de modo predecible cada salida de balón. La presión en la parte alta de los visitantes dificultó la salida de balón blanca, que no tuvo una ocasión clara hasta el 35, cuando Berna remató alto.
Mientras, los azulgranas tocaban con criterio y abrían el campo por las bandas. Lomotei y Lauson dominaban la zona de creación y repartían el juego a Marcos y Rubia, incisivos y desbordantes que, poco a poco, fueron obligando a los locales a dar un paso atrás. Poco destacable hubo en la primera mitad, más allá de la lucha por el centro del tablero en la que el Calamonte, a pesar de Juanfe y Écija, no logró imponerse.
La segunda mitad se antojaba similar: un Calamonte cansino, sin ideas, plano, romo… donde los jugadores ponían las ideas que siguen, pasada media temporada, sin llegar desde el banquillo, cuyo propietario estaba más ocupado en contestar a la grada los pitos y los reproches que en ‘leer’ el encuentro. Y el segundo, fuera del banco. Los jugadores blancos hicieron de jugadores, de entrenadores, de preparadores físicos… porque, excepto hombres y ganas, lo demás no hay. Eso sí: no es que el Calamonte hiciera bueno al Extremadura B, es que los de Almendralejo, que lo hicieron muy bien, evidenciaron las carencias técnicas y tácticas de un entrenador que la directiva se empeña en mantener a pesar de la oposición de la práctica totalidad de la plantilla y de la afición. Y que aburre con un juego plano y sin recursos. Lo mejor del encuentro, eso sí, los 22 tipos que lo dieron todo sobre el verde. Y las aficiones, de diez.
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