Para cualquier aficionado al Muay Thai en Calamonte, hablar sobre este deporte con Fernando Vázquez (Calamonte, 1992) es todo un placer y una grata experiencia. Más si cabe ahora, ya que acaba de volver de una estancia de dos semanas en Tailandia, cuna de esta disciplina y lugar donde se encuentran los mejores luchadores y centros de entrenamiento. A lo largo de estas dos semanas, Fernando, que cuenta con un gimnasio en nuestra localidad destinado a formar a jóvenes en esta disciplina, ha podido visitar algunos de los mejores gimnasios de este país, además de tomar contacto con el universo cultural que este deporte y el país pueden ofrecernos. Antes de entrar en materia, Fernando cuenta las típicas anécdotas que puede contar cualquier español que choca por primera vez ante las culturas asiáticas. Comentarios socorridos tales como: «con la humedad que hay, allí estás todo el día sudando»; «no, no he comido saltamontes fritos»; «dicen que dentro de algunos bichos fritos hay gusanos vivos”, etc. Después de unas risas a cuenta de estos lugares comunes, pasamos a hablar de lo que importa: el Muay Thai. Fernando es un joven agradable con el que se puede bromear. A pesar de su actitud seria, todo ello desaparece cuando comienzas a ver ví- deos de combates y entrenamientos junto a él. A partir de esos momentos su mirada se transforma, e incluso en sus gestos se emmpieza a apreciar una actitud propia de un profesor, del que observa los combates de Muay Thai con una mirada capaz de escudriñar detalles inexistentes para los neófitos. Y es que él es capaz de ver esos matices sólo reservados a los elegidos. Mientras enseña los vídeos, sienta cátedra con expresiones como: «Míralos, van tranquilos, eso es lo que yo os digo siempre: «tranquilidad en el ring y a divertirse»; o “Mira ese thai, mira la posición de la guardia y de sus manos, eso es lo que te digo siempre que hagas”. Tras ver vídeos y de hacerme entrega de unos detalles traídos de Tailandia (una miniatura de Buda y de un elefante) comenzamos la entrevista.

-¿Qué tal su experiencia en Tailandia? ¿A qué ha ido exactamente?

-Ha sido una experiencia maravillosa. Aparte de cumplir mi sueño de entrenar en gimnasios de Muay Thai en Tailandia, hemos aprovechado para hacer turismo. En este aspecto hemos tenido la oportunidad de recorrer los principales templos budistas y luego aprovechamos para recorrer las playas vírgenes, lo que ellos llaman las “Islas de James Bond”. El nombre, como es lógico, se debe a que allí se han rodado películas.

-¿Cuál fue su primer contacto con el deporte del Muay Thai?

-Empecé a practicar Muay Thai despés de ver la saga de películas “Ong Bank” en la que el protagonista es Tony Jaa, un actor tailandés que en sus películas suele practicar este deporte, aunque no se dedique a ello en la vida real. A raíz de ahí empecé a buscar gimnasios donde empezar con esa disciplina y lo encontré en Mérida. Llevo seis años en total practicando este deporte. Primero estuve tres años entrenando en Mérida, yendo todos los días al gimnasio, luego hice un pequeño parón y más tarde comencé a entrenar aquí en Calamonte hasta ahora.

-Sabe que exite una corriente de opinión según la cual deportes como el Muay Thai son violentos.¿Qué le diría a la gente que lo creee?

-Que están equivocadísimos. La gente confunde con facilidad lo que se denomina “deporte de contacto” con “deporte violento”. El Muay Thai no puede ser un deporte violento, ya que se fundamenta en valores como el compañerismo y el respeto a los demás. Otra cosa diferente es que sea un deporte de contacto entre los que lo practican, que sí lo es.

-Habla de los valores que transmite el Muay Thai. ¿Cree que podrían tener una función educativa? -Creo que si en las escuelas primarias y secundarias se enseñaran nociones básicas de Muay Thai y los valores que transmite este en la asignatura de Educación Física tendríamos muchos menos problemas del tipo acoso escolar y de falta de respeto a los profesores. Todo el que practica artes marciales piensa así. El Muay Thai enseña una serie de valores que si todos tuvieran haría que el mundo fuera diferente.

-Actualmente tiene un gimnasio en Calamonte en el que entrena a chavales de todas las edades ¿Qué le produce más satisfacción, un combate o el día a día como maestro?

-Me encanta dar clases, sin duda. Me gusta mucho el hecho de pelear, porque es un momento en el que te sientes “grande”, además para que los alumnos vean que, aunque tiene riesgos, no tiene más que otros deportes como el fútbol. A pesar de lo que me gusta pelear, prefiero dar clases. Me gusta que los alumnos vean su propio progreso, vean cómo sus cuerpos van cogiendo un buen tono físico… para mí eso es lo mejor. La mayor satisfacción que me ha dado el Muay Thai es poder ayudar a mis alumnos a mejorar tanto dentro como fuera del ring.

-¿Le gustaría dedicarse a esto de por vida, ya sea como peleador o como profesor? -Totalmente. Ojalá algún día pueda entrar en competiciones, así como preparar a mis alumnos para que compitan ellos. Pero sobre todo, que algún día entre todos podamos difundir en el pueblo los valores que el Muay Thai me ha ensañado a mí y a todos mis alumnos. Todavía me sorprende que la mayoría de mis alumnos, que tienen mi edad, comiencen a respetarme y tratarme como a una figura de profesor. Esto es lo que poco a poco queremos conseguir con el paso de los años.