Panorámica de Raúl y Suzanne en Dog Mountain Lookout y Mount Seymour de fondo (Canadá).
Panorámica de Raúl y Suzanne en Dog Mountain Lookout y Mount Seymour de fondo (Canadá). / :: RCV

Calamonteños por el mundo: Raúl Copete, una vida de aventura

  • Se fue a Dublín un poco por la crisis económica y para aprender inglés y siguió por Australia, Nueva Zelanda y, ahora, Canadá

Raúl Copete Vázquez nació el 29 de septiembre de 1983 en Mérida y ha crecido en Calamonte hasta convertirse en un aventurero insaciable.

Estudió Ingeniería de Obras Públicas, una carrera que en España tiene pocas salidas. Sus aficiones pasan por viajar, hacer escalada, jugar al fútbol y hacer cualquier deporte al aire libre. Le gusta conocer nuevos amigos y sobre todo la cocina.

Ahora vive con su pareja, Suzanne Lam, en Vancouver, trabaja en la cocina de un lujoso restaurante y al mismo tiempo se forma para llevar su propia cocina. Después de trabajar como camarero, guía de aventureros como él y de cualquier cosa.

Hace unos meses decidió formarse académicamente para ser cocinero profesional en Vancouver. Aunque ahora se haya establecido con su pareja en Canadá, el calamonteño ha pasado los últimos 10 años viajando. Primero arribó en Dublín (Irlanda) para aprender idiomas durante el verano de 2006, luego vivió en Corck, se fue a Australia, Nueva Zelanda y después dio el salto a Canadá.

En la capital irlandesa se encontraba su hermano Juan Carlos, que llevaba algo más de un año trabajando como camarero. Poco después Raúl terminó la carrera de obras públicas y buscó empleo con tan mala suerte que la crisis económica llegó de lleno a España.

Apertura al exterior

En todos los trabajos le pedían un nivel alto de inglés. Para solucionarlo volvió a Dublín justo cuando su hermano se venía a España un tiempo. Y a partir de entonces Raúl ya no ha vuelto a ser el mismo. Su esencia sigue estando, pero su madurez y apertura hacia el mundo exterior se ha hecho universal.

Reconoce que ir a Dublín tuvo tres detonantes «un poco la crisis económica, la aventura y aprender inglés». En la capital de Irlanda estuvo un año y medio, volvió a Calamonte, y volvió a irse unos meses después. En esa ocasión a Cork. Si en Dublín se elabora la famosa cerveza negra, Cork es famosa por su elaboración de la Murphys tostada. Y allí arribó el joven calamonteño, que nada más llegar se dio cuenta que esa ciudad era más pequeña, la crisis había golpeado de lleno a Irlanda y las oportunidades eran menores.

Sin embargo, Raúl quería seguir aprendiendo inglés. Algunos amigos irlandeses y de otras latitudes le hablaron de Australia, Nueva Zelanda, EEUU y Canadá. Países, los dos primeros, donde apenas encontraría españoles por la calle y le sería más fácil obligarse hablar 100% el idioma de las islas británicas.

Así que en 2010 al ver que las cosas en España no mejoraban y su deseo de aventura crecía, dio el salto a Australia. Aún recuerda la fecha y el impacto del clima del hemisferio sur: «recuerdo perfectamente que llegué el 1 de diciembre de 2010. No se me olvidará nunca bajarme del avión, estar en diciembre y celebrar las navidades en pleno verano».

Trabajar en lo que salía

En Australia trabajó como camarero, en la construcción y lo que salía. Durante un tiempo compaginó estudios en la academia, el trabajo de camarero y de asesor de idiomas. «Aun así, yo tenía un visado de estudiante que me obligaba ir a clases todos los días. Debía estar 9 meses yendo a clases y luego tenía 3 meses de vacaciones donde el visado me daba permiso para poder trabajar a jornada completa. Y eso hice. Trabajar, pero también viajé lo que pude», puntualiza.

Considera que su experiencia en Australia fue muy buena porque allí se mezcló con otras culturas. Raúl asegura que «Australia y Nueva Zelanda son los dos países más multiculturales que he conocido porque hay gente de todo el mundo».

En un momento de sinceridad el calamonteño asegura que «si muriera mañana, hoy día podría decir que me moriría pobre pero contento ». Y también reconoce que echa de menos a su familia, pero la experiencia vivida le ha dado la oportunidad de crecer mucho como persona «en mi caso he absorbido muchas experiencias, culturas diferentes, formas de ver la vida, te hace ser más humilde y respetuoso y aprendes a disfrutar con otras personas. Me ha abierto mucho la mente».

Además, quiere volver a casa: «mi plan es volver a Calamonte, pero ahora tengo a mi pareja y hay que considerar lo que ella quiera hacer y antes de dar ese paso tenemos que considerar muchos factores: cómo está la economía en España, qué oportunidades tenemos, qué haríamos… Desde luego no considero el no volver».

Su vida ahora es muy ajetreada porque se levanta a las 5 y vuelve a casa a las seis de la tarde. Los viernes y domingos trabaja 9 horas. Sólo descansa los sábados, y el resto de días compagina los estudios de cocina con su trabajo de ayudante de cocina en un restaurante de altos vuelos en Vancouver.

Simpática asiática

Pero la verdadera aventura del calamonteño fue con su actual pareja. En septiembre de 2013 puso sus pies en Vancouver. Allí trabajó prácticamente de todo. Incluso de feriante. A Copete también le dio tiempo a conocer a Suzanne. Una simpática joven asiática de padres chinos asentados en Canadá. Se conocieron unos meses antes de que Raúl se marchara de ruta con los feriantes, lo que marcó un punto de inflexión y dudas en Suzanne. Pero Raúl le dijo que «esta experiencia igual nos hace más fuertes».

Copete inició un trabajo que le llevaría por todo Canadá, California y Arizona. En este tiempo, Suzanne le visitó lo que hizo que la relación permaneciera viva. Pero Raúl, aventurero insaciable, aprovechando que la feria pasaba por Las Vegas, compró con tiempo un billete con destino a México. Un hecho que volvería a poner a prueba a la pareja. Cuando el calamonteño se acercó a la ventanilla para recoger su billete, se lo denegaron porque no se lo pasaron por la tarjeta. Quiso comprar otro,

pero la tarjeta no se lo admitía. Así que en ese momento pensó: «si me funciona para ir a Vancouver, es porque tengo que estar con ella». Y así fue. Dicho y hecho. Cogió un vuelo para volver con su chica, pero quiso darle una sorpresa. Raúl contactó con dos amigos para ayudarle en la sorpresa. «Así que simularon una videoconferencia. Ellos con el portátil y yo con el móvil fuera. Les dije a mis amigos que llamaran a Suzanne para que se pasara a recoger un paquete para ella». Suzanne se acercó a casa de sus amigos, Raúl le pidió hacer un Skype con los tres y mientras hablaban él le decía que México era muy chulo «una playa preciosa». Raúl estaba en el hall. De repente Suzanne pudo ver la imagen del portal por donde había entrado minutos antes y no podía creer que Raúl estuviera de vuelta con ella. Salió corriendo por la puerta y se dieron un buen abrazo.

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