Pedro Lavado durante su discurso tras recibir la insignia de Oro en el 25 aniversario de Aupex.
Pedro Lavado durante su discurso tras recibir la insignia de Oro en el 25 aniversario de Aupex. / :: Mario MS

Pedro Lavado: «Un infarto te cambia la vida»

  • «Yo a mis hijos no los he disfrutado en su infancia por mi horario y porque estaba demasiado comprometido con el proyecto»

Pedro Lavado Rodríguez (mayo 1965) Diplomado en magisterio, es conocido por ser un hombre sencillo y muy trabajador. Fue uno de los artífices de la Asociación de las Universidades Populares de Extremadura (Aupex) y lleva con orgullo el nombre de Calamonte allá donde va. Ha sido, en funciones, director de la Universidad Popular Pelayo Moreno (UPPM) de Calamonte durante más de 20 años, pero un infarto le cambió la vida. Si antes a Pedro Lavado no se le ponía nada por delante, ahora tiene que calcular bien los esfuerzos físicos y el estrés. Por eso, desde el ayuntamiento se ha trabajado para mantenerle su plaza en la UPPM.

Si en el anterior número HOYCalamonte entrevistaba a una de las trabajadoras más longevas de la UP, Isabel Acosta, en este número el protagonista es quien puso los cimientos de lo que hoy conocemos como UPPM con todas sus virtudes. En números anteriores, el periodista local Felipe J. Delgado acercó a los calamonteños toda la experiencia que atesora Pedro Lavado. Ahora toca otra entrevista después de recibir una merecida insignia de Oro durante la elebración del XXV Aniversario de la Aupex, celebrado precisamente en Calamonte.

–¿Cómo se creó la Universidad Popular en Calamonte?

–Pasa una cosa. Que la gente confunde las Universidades Populares con la Casa de la Cultura. Porque la Casa de la Cultura es el edificio, y el organismo la Universidad Popular. El Servicio Social, por decirlo de alguna manera, es el organismo y el edificio es el ayuntamiento. Pues bien, las universidades populares se crearon en 1901 en Oviedo. Surgió como una extensión de la propia universidad porque había colectivos más marginados que tenían que trabajar y no podían acceder a la educación ni a la cultura. En Avilés se llamaban ‘Aulas Populares’ y durante la guerra civil desaparecen, pero a la llegada de la democracia en España, se empezaron a recuperar.

En 1982, si no recuerdo mal, se creó por primera vez la Federación Española de Universidades Populares (FEUP), que ya es la primera red que aglutina el mundo de las UP en diferentes localidades de España. Y en 1986, cuatro años después, empieza a crearse en Calamonte lo que se llama la Universidad Popular, que entonces se llamaba Escuela Popular Pelayo Moreno.

–¿Y usted cuándo empezó?

–Yo entré el 1 de julio de 1989. De hecho, recuerdo la entrevista que me hizo tu compañero Felipe que le hablé de las casualidades de la vida. Ay que ver como son las circunstancias. Le dio un infarto a mi padre, dejé todo y fue lo que me acercó al mundo de la universidad popular. Y lo curioso es que un infarto me aparta ahora de ella. Recuerdo que me propusieron dirigirla y por entonces como se llamaba Escuela Popular, con ese nombre no podía entrar en el mundo de la FEUP. Así que en el 91 nos fuimos al V congreso de Universidades Populares de Cartagena y fue allí donde se crearon los programas marco, las bases y la filosofía que iban a marcar a las UP. Aprendí muchísimo.

–¿Qué aprendió de aquella experiencia?

–Aprendimos a trabajar con personas en exclusión social, personas mayores, empleo y jóvenes, temas de culturales etcétera. Me di cuenta que nosotros estábamos en Calamonte como muy aislados. Hacíamos nuestras actividades pero yo quería darle una visión más global, es decir, más regional y más nacional.

Así que a partir de entonces Calamonte se integró en la FEUP siendo partícipe y así lo que antes era la escuela popular se convirtió en Universidad Popular.

–¿Cuáles fueron los objetivos que se marcaron?

–El principal objetivo era tejer una red social por toda Extremadura, unir todas las Universidades Populares, cada una con su presupuesto y formar un tejido fuerte. Primero, compartir experiencias y hacer más fuerza a las instituciones. Hacer ver que éramos necesarios. Desde aquellas 17 UP, hasta el momento que me dio el infarto, donde yo formaba parte de la comisión revisora de cuentas de la Aupex y había alrededor de 250 Universidades Populares. Y así el proyecto trataba de llevar la educación, la formación, la cultura, el bienestar social llevarlo a todos los ciudadanos y en especial a los colectivos que más lo necesitaban. Sobre todo se empezó a trabajar en el tema del alfabetismo.

–¿Cómo se constituyó la Universidad Popular en Calamonte y quiénes fueron sus artífices?

–Primero se creó la Asociación de Universidades Populares de Extremadura. En el 92, había unas 17 Universidades Populares funcionando en Extremadura. En otras regiones vimos que las UP se habían agrupado , y nosotros hicimos lo mismo. Actuábamos localmente, pero es un proyecto que se piensa globalmente, entonces nos faltaba alguien que nos coordinara y así fue como se creó en el mes de mayo de 1992 la Aupex, donde tuve la oportunidad de formar parte de la asamblea constituyente en Villafranca de los Barros. Y el artífice a nivel político fue José Antonio trinidad y después han pasado con mucho espíritu todos los concejales, sean de una ideología o de otra. Reconozco que tuve una gran suerte de poder trabajar con todos ellos y no me quiero dejar a nadie: José Antonio Trinidad, Salvador Álvarez, Pedro Macías, Maria Reyes Picazo, Laura Almendros y Yolanda Calatrava. A los que nuevamente quiero dar las gracias por dejarme trabajar con libertad.

–¿Qué proyectos creaste en la UPPM que te resulten gratificantes?

–A través de la creación de la UPPM, empezamos con las personas que tenían analfabetismo total y logramos ayudar las para que se sacaran el carnet de conducir. Así que me fui a Albacete aprendí la metodología y aplicarla a personas con deficiencia de escritura y lectura. Así logramos que 250 personas se sacaran el carnet. Para mí fue muy gratificante. De hecho, por aquí tengo algunas placas de ellos. Otra cosa que me resulta gratificante es mi querido Certamen Calamonte Joven, que a partir de ahí también salió el Certamen Nacional de Teatro y yo creo que está funcionando muy bien. Pienso que es una de las joyas culturales. Y otra cosa importante fue unirnos a la Aupex y la FEUP, porque Calamonte tuvo mucho protagonismo, sobre todo por la forma en que nos retroalimentábamos unas Universidades con otras.

También me resultaron enormemente gratificantes las clases de gimnasia y aerobic con Isabel Acosta, porque además sirvió como actividad enganche. A través de ella, y de otros talleres, se enganchaba a la gente para otras actividades como charlas y talleres. La Universidad popular consiguió que el rol de ama de casa poquito a poco fuera cambiando. Iban a tomarse sus cafelitos para luego incorporarse a los talleres.

–¿Cómo ha cambiado su vida desde el infarto?

–Un infarto te cambia la vida en todos los sentidos. Aunque también te enseña a ver la vida de otra manera. Me ha enseñado que tenía descuidadas algunas cosas. La Universidad Popular me absorbió por completo y si me tenía que quedar hasta las 11 de la noche, me quedaba. Lo positivo es que ahora puedo ver a mis hijos con más frecuencia. A mis hijos no los he disfrutado en su infancia porque estaba demasiado comprometido con el proyecto. Estaba ya en el hospital y pensaba en que había dejado mi agenda abierta, que había dejado a la familia, que ¿qué ha pasado aquí? Pero lo peor vino después cuando empecé a recuperarme.

Te pega un cambio la vida, tremendo. De hecho tengo la incapacidad permanente absoluta, pero a través de un real decreto me acogí a que mi plaza se me guardara por si podía otra vez trabajar. En el momento del infarto estaba en el esplendor de la UP dejando muchos frentes abiertos. Llevo cuatro años de baja pero cada día paso por delante de la casa de la cultura, y no soy capaz de entrar en mi despacho. Tengo allí todos mis objetos personales, que algún día los tendré que recoger, pero voy para allá y me pongo a llorar. Y ahora con el 25 aniversario intenté llegar a mi despacho, estaba la puerta abierta, pero me fui para atrás. Supongo que será cuestión de tiempo. Pero es porque tengo muchos y muy buenos recuerdos. A nivel personal dependo de mi mujer y mis hijos… Así que, intento que los demás disfruten conmigo. Pero la procesión va por dentro.

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